miércoles, 19 de noviembre de 2025

Fuera y dentro

Llueve, dentro y fuera, 

y cada gota sabe caer con una resignación conocida,

como si supiera que su mundo no la escucha

y aun así insistiera.


Dentro, el cristal tiembla con diminutos latidos

que no son míos

pero duelen igual.

Ti tá, ti tá... 


Fuera, el paisaje se deshace,

descolorido, diluido, cansado,

como esa verdad que ya no tiene fuerza

para sostenerse en pie.


Fuera, todo es un borrón ocre,

el álbum de fotos que ella dejó

demasiado cerca del olvido.


Dentro, desde mi dentro, 

solo veo cómo la lluvia

se toma su tiempo para caer,

exactamente el mismo tiempo

que tarda un pensamiento triste

en instalarse donde sabe que no lo quiero.


Dentro, reconozco algo en estas gotas

que me traen su recuerdo:

esa forma de aparecer sin avisar,

de quedarse donde duele,

de deslizarse lento,

de desaparecer sin despedirse.


Fuera y dentro, 

la tristeza tiene el mismo sonido,

el mismo olor a tierra mojada,

este color de finales,

y esta torpeza suya

para decir sin decirlo

que ya no queda nada que esperar.